domingo, 15 de enero de 2012

EFECTOS DE LA CONSANGUINIDAD EN LA REPRODUCCIÓN

Efectos favorables: Creación de estirpes uniformes y constantes en la transmisión hereditaria: como el grado de homocigosis aumenta en los descendientes, al unir individuos emparentados entre si, es posible producir por consanguinidad estirpes equilibradas y constantes como transmisoras, tanto en la expresión externa de los caracteres como el genotipo. Supresión de factores recesivos desfavorables: la consanguinidad unida a la selección sistemática, ofrece la posibilidad de acelerar la concentración de los factores favorables y la supresión de los perjudiciales. Obtención de líneas consanguíneas idóneas para la hibridación: las estirpes consanguíneas y seleccionadas pueden servir de base para la obtención de cruces por hibridación. 

Efectos perjudiciales de la consanguinidad: Aparición de generaciones y producción de bajas cuantiosas: los trastornos de la fertilidad son a menudo los primeros signos degenerativos incipientes por consanguinidad en el conejo. Las hembras no se dejan cubrir a veces o lo hacen solamente tras el empleo de algún recurso, los machos muestran el temperamento decaído. Algunas conejas no quedan preñadas en una proporción superior a la normal, disminuye el numero de gazapos por camada, desciende también la producción láctea y se atenúe el instinto maternal. Empobrecimiento factorial: el numero de genes presente en un grupo se reduce de generación en generación debido a la consanguinidad, no es posible evitar que desaparezcan también los factores favorables junto a los perjudiciales. Regresión del efecto de selección: cuanto mas elevado es el grado de homocigosis en un tronco reproductor, tanto menor es la posibilidad de conseguir nuevas mejoras por selección.

Tenemos ejemplos claros en antepasados nuestros:


                                                                    FELIPE III 



                                                                    FELIPE IV                         

                                  
                                                         CARLOS II



Investigadores de la Universidad de Santiago de Compostela han logrado constatar genéticamente que la dinastía de los Austrias, como se llamó en España a la familia de los Habsburgo, se extinguió por su elevado porcentaje de consanguinidad.

La consanguinidad de un individuo es la probabilidad que tiene de recibir dos alelos idénticos por descendencia, uno de cada progenitor, algo que ocurre cuando tienen un antecesor familiar en común.

"Hemos conectado la historia con la genética y hemos testado una teoría" que habían defendido los historiadores, ha dicho a Efe el científico Gonzalo Álvarez, quien ha agregado que los Habsburgo en España desaparecieron en 1700 cuando, sin poder tener hijos, murió Carlos II, quien tuvo un coeficiente de consanguinidad muy alto.
 
Los historiadores habían dejado escrito que los Austrias (1516-1700) eran una dinastía en la que se habían producido uniones por parentesco natural de varias personas que descienden de una misma raíz o tronco.
 
Carlos II, conocido como "el hechizado", padeció muchas enfermedades: sufrió raquitismo, no caminó hasta los cuatro o cinco años y no habló hasta aproximadamente los seis años, patologías que se creían que estaban provocadas por la consanguinidad.

Los historiadores también habían relatado, según Álvarez, que la mortalidad infantil de la época era muy elevada, "lo que resultaba difícil de explicar cuando eran los niños mejor atendidos del mundo".

Con estos datos, los historiadores habían formulado su teoría, pero "nadie se había preocupado de testarlo, desde un punto de vista genético, y eso es lo que hemos hecho", ha añadido este científico, quien ha detallado que, para ello, hicieron un árbol genealógico con hasta 16 generaciones anteriores a la de Carlos II y con más de 3.000 individuos para calcular el coeficiente de consanguineidad.

"Nos encontramos un poco de todo", pero en "algunos reyes" de la Casa de Austria en España el coeficiente de consanguinidad "era muy alto, en concreto el de Carlos II, donde el 25% de su genoma estaba en homocigosis" (la secuencia de un cromosoma es exactamente igual a la secuencia del cromosoma homólogo), según este investigador.
 
La consanguinidad induce a la homocigosis y ahí están los efectos perjudiciales de la consanguinidad. Además, a mayor consanguinidad, mayor mortalidad infantil.

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